Una crisis va a aparecer en la vida de una persona cuando un
determinado suceso amenaza con alterar su equilibrio personal. En este sentido,
hay dos elementos que nos hacen más resistentes y adaptativos: la resiliencia y
la actitud.
Generalmente, las personas logran adaptarse con el tiempo a
las situaciones que cambian dramáticamente su vida y que aumentan su estado de
tensión.
Es importante haber desarrollado resiliencia, la capacidad para
adaptarse y afrontar la adversidad y lograr recuperarse
bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo, e incluso, superándola, convirtiéndose en
alguien más fuerte todavía.
Esa capacidad de
resistencia que posee un individuo para mantenerse en pie de lucha frente
a las adversidades, superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la
derrota a pesar de que todas las expectativas en contra, ya que con grandes
dosis de perseverancia, confianza, tenacidad, actitud positiva y acciones que
le permiten avanzar en contra de la corriente y superarla, se prueba en
situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo el debido a la
pérdida inesperada de un ser querido, una enfermedad grave, al maltrato o
abuso psíquico o físico, al abuso sexual, al abandono afectivo, al
fracaso, a las catástrofes naturales, el terrorismo, la pobreza
extrema, la pérdida de trabajo, problemas financieros serios. Estos son
sucesos que no dejan indiferente a nadie, sino que tienen un gran impacto en
las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor
emocional.
La resiliencia está relacionada con la autoconfianza,
conlleva mantener flexibilidad, la orientación al logro, la perseverancia y
balance en su vida en la medida que se confrontan circunstancias difíciles y
eventos traumáticos. Esto se puede lograr de diferentes maneras al:
- · Permitirse experimentar emociones fuertes y también reconocer cuando tiene que evitarlas para poder seguir funcionando.
- · Salir adelante y tomar acciones para atender sus problemas y enfrentar las demandas del diario vivir. También, dar un paso atrás para descansar y llenarse de energía nuevamente.
- · Pasar tiempo con sus seres queridos para recibir su apoyo y estímulo, y también su cuidado.
- · Confiar en los demás y también confiar en sí mismo.
Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino
momentos difíciles.
Y no se trata de una simple disquisición terminológica, sino
de una manera diferente y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes
de que después de la tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo
sorprenden por su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que,
después de todo lo que han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa en
los labios.
Las personas
resilientes suelen ser más equilibradas frente a las situaciones de
incertidumbre y estrés, soportan mejor la presión y se enfrentan a los retos
con mayor compromiso y proactividad. A su vez esto les permite una fuerte
sensación de control sobre los acontecimientos y sana autoestima que les
permite estar más abiertos a los cambios porque toleran mejor la incertidumbre
ya que tienen la seguridad de que saldrán adelante. Por el contrario, las personas que carecen de
resiliencia quedan atrapadas en los circuitos del miedo, sintiéndose incapaces
de adaptarse porque generan mayor ansiedad.
¿Se puede aprender a ser resiliente?
La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga,
sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquier
persona puede aprender y desarrollar.
A continuación, algunos aspectos clave para ser una persona
resiliente en tiempos de crisis:
¿Qué contribuye a que una persona sea más resiliente?
El apoyo emocional es uno de los factores principales. Tener
en tu vida personas que te quieren y te apoyan y en quien puedes confiar te
hace mucho más resiliente que si estás solo.
Permitirte sentir emociones intensas sin temerlas ni huir de
ellas, y al mismo tiempo ser capaz de reconocer cuándo necesitas evitar sentir
alguna emoción y centrar tu mente en alguna distracción.
No huir de los problemas sino afrontarlos y buscar
soluciones. Implica ver los problemas como retos que puedes superar y no como
terribles amenazas.
Una persona con inteligencia emocional, tiene muchas más posibilidades
de superar adversidades, superar duros golpes en la vida, sin permitir que esto
le afecte a nivel físico y emocional.
Es importante tener presente con qué herramientas se cuenta,
a la hora de enfrentar una adversidad: Existen tres herramientas principales
que son: yo tengo, yo soy y yo puedo.
Autora
Leynmar Jimenez
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