martes, 6 de febrero de 2018

El mundo del yo



“Te callas, estoy hablando… Tengo cosas mucho más importantes por decir que tú.” “Soy guapo, tengo dinero y más personalidad que todos ustedes juntos”, “No importa en lo más mínimo tu opinión, es obvio que está mal lo que haces…”.  ¿Cuántas veces hemos escuchado esto en nuestro entorno cotidiano? Ciertamente, muchas. No sé si la palabra “desafortunadamente” sea la apropiada para decir que todos tenemos en nuestro círculo social a una persona egocéntrica, esa que quiere sobre salir de una forma déspota, tal vez hipócrita, que pisotea y que a veces maquilla sus intenciones para quedar como el héroe del cuento. Veamos un poco sobre este término: el egocentrismo.

Según los especialistas el egocentrismo es un término que hace referencia en el ego (es decir, el yo), es la exagerada exaltación de la personalidad; el egocentrismo hace de su personalidad el centro de la atención. Es la característica que define a una persona que cree que sus propias opiniones e intereses son más importantes que las de los demás. Parte de la hegemonía de sus pensamientos por sobre los otros, lo que él piensa, opina, decide, cree y razona es primero y más importante que el resto, el mundo gira alrededor de su individualidad y lo que no se ajusta a él es rechazado desvalorado por su opinión.


Todo eso suena familiar ¿no? Sí, todos (y me atrevo a asegurarlo) tenemos tan cerca y a la mano a una persona (o tal vez tú mismo) con estas características, con ese estilo tan peculiar de pensar, actuar, ser y estar. La superioridad otorgada por sí mismo, la belleza notoria y auto reconocida, la inteligencia con la que fue dotado, las experiencias vividas, el poder adquisitivo y económico, son ejemplos claros de factores que influyen en la personalidad de un individuo, de un ser que basado en logros, condecoraciones o simplemente comentarios positivos hacia su persona, los vuelven egoístas, de mente cerrada, indiferentes con el bien ajeno, miembros de un círculo social que sin más preámbulos se auto denomina “el mejor” sin darse cuenta que precisamente ese acto, lo para y deja como “el peor”.

¿Maneras de acabar con el egocentrismo?, veamos. Es importante empezar por saber escuchar, analizar, razonar y sin miedo, decir de frente “eres egocéntrico”, tal vez a ti mismo, tal vez a tu mejor amigo, a tu mamá, maestro, quien sea… El punto a vencer es ese, hacerle saber que tal vez está en un error, que su opinión es importante, pero las demás también, que no todo lo que hace lo hace de forma excelente, que a veces se gana y otras se pierde, que somos seres humanos y que por naturaleza nos equivocamos en el camino, que nadie nace sabiendo y que pese a educación, nivel económico, apellidos, posición social, preferencias sexuales, empleo o reputación, todos iguales; humanos con sentimientos, virtudes y defectos. Si realmente valora tus palabras, se quedará a tu lado, si no, déjalo ir y que la vida le muestre el camino correcto.

Aprendamos a escuchar, a relacionarnos, a conocer, crecer como personas consientes, maduras y comprometernos con el verdadero sentido de la vida. Somos autosuficientes y capaces de brillar por nuestro talento SIN pasar por encima de los demás. …Tumba las paredes del mundo de yo y descubre las maravillas que la libre expresión, la humildad y la verdadera amistad te pueden ofrecer. Se feliz siempre.




"Una manera laboriosa de no ser nada, es serlo todo; de no querer todo; de no querer nada, es quererlo todo." - Amiel, Henri Frédéric.

Autora
Amaleris Corredor

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