“Te callas, estoy hablando… Tengo cosas mucho más importantes por decir que tú.” “Soy guapo, tengo dinero y más personalidad que todos ustedes juntos”, “No importa en lo más mínimo tu opinión, es obvio que está mal lo que haces…”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esto en nuestro entorno cotidiano? Ciertamente, muchas. No sé si la palabra “desafortunadamente” sea la apropiada para decir que todos tenemos en nuestro círculo social a una persona egocéntrica, esa que quiere sobre salir de una forma déspota, tal vez hipócrita, que pisotea y que a veces maquilla sus intenciones para quedar como el héroe del cuento. Veamos un poco sobre este término: el egocentrismo.
Según
los especialistas el egocentrismo es un término que hace referencia en el ego
(es decir, el yo), es la exagerada exaltación de la personalidad; el
egocentrismo hace de su personalidad el centro de la atención. Es la
característica que define a una persona que cree que sus propias opiniones e
intereses son más importantes que las de los demás. Parte de la hegemonía de
sus pensamientos por sobre los otros, lo que él piensa, opina, decide, cree y
razona es primero y más importante que el resto, el mundo gira alrededor de su
individualidad y lo que no se ajusta a él es rechazado desvalorado por su
opinión.
Todo
eso suena familiar ¿no? Sí, todos (y me atrevo a asegurarlo) tenemos tan cerca
y a la mano a una persona (o tal vez tú mismo) con estas características, con
ese estilo tan peculiar de pensar, actuar, ser y estar. La superioridad
otorgada por sí mismo, la belleza notoria y auto reconocida, la inteligencia
con la que fue dotado, las experiencias vividas, el poder adquisitivo y
económico, son ejemplos claros de factores que influyen en la personalidad de
un individuo, de un ser que basado en logros, condecoraciones o simplemente
comentarios positivos hacia su persona, los vuelven egoístas, de mente cerrada,
indiferentes con el bien ajeno, miembros de un círculo social que sin más
preámbulos se auto denomina “el mejor” sin darse cuenta que precisamente ese acto,
lo para y deja como “el peor”.
¿Maneras
de acabar con el egocentrismo?, veamos. Es importante empezar por saber
escuchar, analizar, razonar y sin miedo, decir de frente “eres egocéntrico”,
tal vez a ti mismo, tal vez a tu mejor amigo, a tu mamá, maestro, quien sea… El
punto a vencer es ese, hacerle saber que tal vez está en un error, que su
opinión es importante, pero las demás también, que no todo lo que hace lo hace
de forma excelente, que a veces se gana y otras se pierde, que somos seres
humanos y que por naturaleza nos equivocamos en el camino, que nadie nace
sabiendo y que pese a educación, nivel económico, apellidos, posición social,
preferencias sexuales, empleo o reputación, todos iguales; humanos con
sentimientos, virtudes y defectos. Si realmente valora tus palabras, se quedará
a tu lado, si no, déjalo ir y que la vida le muestre el camino correcto.
Aprendamos
a escuchar, a relacionarnos, a conocer, crecer como personas consientes,
maduras y comprometernos con el verdadero sentido de la vida. Somos
autosuficientes y capaces de brillar por nuestro talento SIN pasar por encima
de los demás. …Tumba las paredes del mundo de yo y descubre las maravillas que
la libre expresión, la humildad y la verdadera amistad te pueden ofrecer. Se
feliz siempre.
"Una
manera laboriosa de no ser nada, es serlo todo; de no querer todo; de no querer
nada, es quererlo todo." - Amiel, Henri Frédéric.
Autora
Amaleris Corredor
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