“La
ciudades tienen sexo: Londres es un hombre, Paris una mujer, y Nueva York un
transexual bien adaptado.” Angela Carter.
Generalmente, el ser humano no se plantea el
problema de saber cuál es su identidad de género. No hay disociación entre esta
y su género anatómico de nacimiento. Pero en ocasiones sucede que existe un
conflicto entre el género al que pertenece el cuerpo y aquel al que pertenece
el cerebro. Las personas que han nacido bajo esta circunstancia se llaman
transexuales.
Transexual
es pues la persona que encuentra una seria y profunda disconformidad entre su
sexo psicológico y los demás caracteres sexuales. El transexual sabe que su
cuerpo pertenece a un género y su cerebro a otro. No está loco ni es un
farsante, es plenamente consciente de su dicotomía. El transexualismo es una
realidad, no producto de su imaginación.
“Imagínese que Ud. Se despierta una mañana
y se encuentra en el cuerpo del género opuesto”
Los
transexuales a veces expresan sus sentimientos de ser diferentes en términos de
“vivir una mentira”. Si es que hay un fraude involucrado en el hecho de ser
transexual, es el fraude perpetrado por el transexual mismo antes del
tratamiento. La persona que completa el tratamiento es en sí el objeto real. Él
o ella ha dejado atrás una vida de engaño e infelicidad. A pesar de los grandes
obstáculos, él o ella ha florecido como la persona que siempre ha sido.
Los
transexuales explican haberse sentido del otro género desde siempre. En el
estudio de su infancia se distingue que ya de niños tienen una conducta propia
del sexo opuesto, aunque ellos todavía no son conscientes de lo que les sucede.
Después, ya en la adolescencia pueden tener periodos en los que se esfuerzan
por comportarse según su sexo biológico, esforzándose por olvidar su problema.
Ante la imposibilidad de mantener esta conducta por demasiado tiempo, esta
estrategia termina fracasando irremediablemente.
Estas
personas comparan sus sentimientos a algo parecido al ser ubicado en un rol
para el cual no están preparados, por ejemplo, el tratar de ser el héroe cuando
en realidad están mejor interpretando a la heroína. Sin embargo para ellos es
necesario el adaptarse para sobrevivir. Ellos tienen que aprender sus líneas y actuar
su parte. Palabras y conductas que están ajenas a su naturaleza les son
forzadas en razón a su apariencia física. Eventualmente, como todo actor que
mantiene un rol en una actuación de larga trayectoria, ellos aprenden a manejar
su papel. Aprenden a recitar las líneas, seguir las direcciones del escenario,
y ser hombres o mujeres muy convincentes sin necesidad de tener ni que pensar
en ello.
El
problema está en cuando dejan el escenario, cuando se quedan solos consigo
mismos, y saben que ese papel no es el indicado para sí mismos. Ellos saben quiénes
son en realidad. No desean otra cosa que ser ellos mismos, pero no se pueden
quitar los vestuarios y disfraces y llevar una vida normal, ya que los
disfraces son en realidad sus propios cuerpos.
“Ella sufrió depresión por no ver
coincidir su identidad con su cuerpo.
Pero ahora es feliz, porque está empezando a disfrutarse.”
El
hecho de ser mujer y vivir con cuerpo de hombre, o al contrario, resulta
insostenible desde cualquier punto de vista. Para comprender esto basta con
ponerse en el lugar de la persona que padece esta circunstancia y ser sinceros
con nosotros mismos.
La persona transexual corrige la disociación
que sufre su mente con su cuerpo poniendo acorde una con el otro mediante lo
que comúnmente se conoce como “cambio de sexo”. El término correcto es
Reasignación o Afirmación de sexo, ya que ese proceso no supone un cambio para
la persona, sino la reafirmación o afirmación de lo que siempre ha sido.
Esta cirugía ha ayudado a un número importante
de ellos/as a ser más felices y llevar una vida más productiva. Por ello, se la
considera justificada en personas muy motivadas, correctamente diagnosticadas
de transexualismo, con un medio social y laboral estable y que han pasado la
prueba de vivir desempeñando un rol de sexo opuesto durante un tiempo
prudencial, que puede ir desde 1 a 2 años.
La
existencia de la persona transexual se ve trastocada en prácticamente todos los
ámbitos de la vida. Además del sufrimiento que genera el problema en sí, está
el rechazo social y en muchas ocasiones incluso familiar hacia la persona.
En
ocasiones los familiares confunden la transexualidad con la homosexualidad y
llegan a aceptar que se trate de eso, pero rechazan por entero que esa persona
pertenezca en realidad al sexo contrario cuando ellos están seguros de haber
traído al mundo una hija, o un hijo varón. En un primer momento se preguntan qué
está sucediendo y si su hijo sencillamente no estará loco.
Otras
veces el rechazo se debe simplemente a la vergüenza, o a sentimientos de culpa
o responsabilidad.
El apoyo es importante.
"No es sobre una persona, es sobre
miles de personas. No va sobre mí, va sobre todos nosotros. Aceptarse unos a
otros. Somos todos diferentes. Eso no es malo, es bueno. Simplemente, debemos
intentarlo todos juntos." Caitlyn Jenner
Autor
Gabriel Duarte
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