martes, 6 de febrero de 2018

Vida atrás del escenario


 “La ciudades tienen sexo: Londres es un hombre, Paris una mujer, y Nueva York un transexual bien adaptado.” Angela Carter.
Generalmente, el ser humano no se plantea el problema de saber cuál es su identidad de género. No hay disociación entre esta y su género anatómico de nacimiento. Pero en ocasiones sucede que existe un conflicto entre el género al que pertenece el cuerpo y aquel al que pertenece el cerebro. Las personas que han nacido bajo esta circunstancia se llaman transexuales.

Transexual es pues la persona que encuentra una seria y profunda disconformidad entre su sexo psicológico y los demás caracteres sexuales. El transexual sabe que su cuerpo pertenece a un género y su cerebro a otro. No está loco ni es un farsante, es plenamente consciente de su dicotomía. El transexualismo es una realidad, no producto de su imaginación.

“Imagínese que Ud. Se despierta una mañana y se encuentra en el cuerpo del género opuesto”

Los transexuales a veces expresan sus sentimientos de ser diferentes en términos de “vivir una mentira”. Si es que hay un fraude involucrado en el hecho de ser transexual, es el fraude perpetrado por el transexual mismo antes del tratamiento. La persona que completa el tratamiento es en sí el objeto real. Él o ella ha dejado atrás una vida de engaño e infelicidad. A pesar de los grandes obstáculos, él o ella ha florecido como la persona que siempre ha sido.


Los transexuales explican haberse sentido del otro género desde siempre. En el estudio de su infancia se distingue que ya de niños tienen una conducta propia del sexo opuesto, aunque ellos todavía no son conscientes de lo que les sucede. Después, ya en la adolescencia pueden tener periodos en los que se esfuerzan por comportarse según su sexo biológico, esforzándose por olvidar su problema. Ante la imposibilidad de mantener esta conducta por demasiado tiempo, esta estrategia termina fracasando irremediablemente.

Estas personas comparan sus sentimientos a algo parecido al ser ubicado en un rol para el cual no están preparados, por ejemplo, el tratar de ser el héroe cuando en realidad están mejor interpretando a la heroína. Sin embargo para ellos es necesario el adaptarse para sobrevivir. Ellos tienen que aprender sus líneas y actuar su parte. Palabras y conductas que están ajenas a su naturaleza les son forzadas en razón a su apariencia física. Eventualmente, como todo actor que mantiene un rol en una actuación de larga trayectoria, ellos aprenden a manejar su papel. Aprenden a recitar las líneas, seguir las direcciones del escenario, y ser hombres o mujeres muy convincentes sin necesidad de tener ni que pensar en ello.

El problema está en cuando dejan el escenario, cuando se quedan solos consigo mismos, y saben que ese papel no es el indicado para sí mismos. Ellos saben quiénes son en realidad. No desean otra cosa que ser ellos mismos, pero no se pueden quitar los vestuarios y disfraces y llevar una vida normal, ya que los disfraces son en realidad sus propios cuerpos.

“Ella sufrió depresión por no ver coincidir  su identidad con su cuerpo. Pero ahora es feliz, porque está empezando a disfrutarse.”

El hecho de ser mujer y vivir con cuerpo de hombre, o al contrario, resulta insostenible desde cualquier punto de vista. Para comprender esto basta con ponerse en el lugar de la persona que padece esta circunstancia y ser sinceros con nosotros mismos.

 La persona transexual corrige la disociación que sufre su mente con su cuerpo poniendo acorde una con el otro mediante lo que comúnmente se conoce como “cambio de sexo”. El término correcto es Reasignación o Afirmación de sexo, ya que ese proceso no supone un cambio para la persona, sino la reafirmación o afirmación de lo que siempre ha sido.

 Esta cirugía ha ayudado a un número importante de ellos/as a ser más felices y llevar una vida más productiva. Por ello, se la considera justificada en personas muy motivadas, correctamente diagnosticadas de transexualismo, con un medio social y laboral estable y que han pasado la prueba de vivir desempeñando un rol de sexo opuesto durante un tiempo prudencial, que puede ir desde 1 a 2 años.

La existencia de la persona transexual se ve trastocada en prácticamente todos los ámbitos de la vida. Además del sufrimiento que genera el problema en sí, está el rechazo social y en muchas ocasiones incluso familiar hacia la persona.

En ocasiones los familiares confunden la transexualidad con la homosexualidad y llegan a aceptar que se trate de eso, pero rechazan por entero que esa persona pertenezca en realidad al sexo contrario cuando ellos están seguros de haber traído al mundo una hija, o un hijo varón. En un primer momento se preguntan qué está sucediendo y si su hijo sencillamente no estará loco.

Otras veces el rechazo se debe simplemente a la vergüenza, o a sentimientos de culpa o responsabilidad.
El apoyo es importante.

"No es sobre una persona, es sobre miles de personas. No va sobre mí, va sobre todos nosotros. Aceptarse unos a otros. Somos todos diferentes. Eso no es malo, es bueno. Simplemente, debemos intentarlo todos juntos." Caitlyn Jenner



Autor
Gabriel Duarte

No hay comentarios:

Publicar un comentario